06

Agosto

San Nicolás Obispo y sus molcajetes

Yolanda Morelos Pérez- Mole rojo

San Nicolás Obispo y los molcajetes más famosos de México,  son parte de la historia que nos ha compartido Yolanda Morelos Pérez desde su cocina.

Al prepararnos un delicioso mole rojo y compartirnos la receta de este platillo, esta cocinera tradicional nos dio una probadita no sólo de la gastronomía de San Nicolás Obispo, sino de la cultura y tradiciones de este apacible lugar.

Uno de los instrumentos clave de Yolanda es el molcajete, pero no es cualquier molcajete, la piedra del lugar hace que este utensilio de la cocina tradicional sea de mayor durabilidad y las manos de los artesanos de San Nicolás le dan un toque especial.

Muchos viajan a este poblado perteneciente al municipio de Morelia para adquirir un molcajete, pero el arte en este lugar radica no sólo en hacer estas piezas, con la piedra también tallan pisapapeles, lapiceras, esculturas, entre otros objetos que dan el sello especial a este mágico sitio.

La Feria del Molcajetero que tiene lugar a mediados de diciembre es el escaparate más importante de esta tenencia moreliana. En la plaza enfrente del templo de San Nicolás se hace cada año esta fiesta donde se degustan los mejores moles.

Como parte de las costumbres, en el marco de la Feria del molcajetero se hace la  carrera de burros y del palo encebado, así como del concurso de salsas hechas en molcajete.

La Iglesia de San Nicolás de Obispo es un edificio digno de conocerse, centro de las celebraciones religiosas del pueblo y espacio para la convivencia.

Además de los molcajetes, los metates son parte del trabajo que presume esta tenencia ubicada a 20 minutos de Morelia y de Tacícuaro.

El ritmo de un pequeño y pintoresco pueblo como San Nicolás es parte de su organización, que conserva mucho de comunitaria. Esta tenencia tiene cuatro barrios: Barrio Bonito (parte principal de la Tenencia), Barrio del Napiz, Barrio del Chicalote y Barrio de Los Buenos Aires.

Caminar por las calles de este poblado con 450 años de antigüedad te deja un sabor a las raíces de lo que somos, y porqué no, de lo que queremos seguir siendo.